Chile es reconocido a nivel mundial por su rol en la fruticultura, liderando la producción y exportación de más de 50 especies frutales. A nivel nacional, es el segundo sector exportador luego del cobre, aportando con un 39.2% al PIB sectorial y con un 34% a las exportaciones silvoagropecuarias.
Y frente a una población mundial creciente, se proyecta que la demanda de vegetales y frutas aumentará más de un 50%, siendo necesario incrementar la productividad nacional para mantener la competitividad de nuestro país. Para cumplir esas expectativas, necesitamos sistemas de producción más intensivos, pero el exceso de fertilizantes y podas agresivas aumentan la susceptibilidad de los cultivos a enfermedades (hongos) y consecuentemente disminuye su rendimiento. Por eso es necesario desarrollar una agricultura sostenible, que permita controlar las plagas sin causar daño a los productos, al medioambiente, ni a la salud humana.
Actualmente como tratamientos se utilizan biopesticidas y biofungicidas formulados con productos naturales, biodegradables y menos nocivos. Sin embargo, la exposición de estos compuestos a la temperatura, humedad o luz ultravioleta los degrada y obliga a aplicarlos con mayor frecuencia, afectando la efectividad, la toxicidad y aumentando los costos, lo que produce una resistencia al su uso por parte de los productores. Si a eso se agrega su naturaleza hidrofóbica, su uso también significa mayores volúmenes de solventes orgánicos para su aspersión, disminuyendo sus características eco-amigables.
Una potencial respuesta a este dilema, es elaborada por investigadores de CEDENNA-Usach, quienes proponen incorporar los biofungicidas en nanopartículas que también sean de origen vegetal, lo que protege a los fungicidas, incrementa su efectividad y disminuye su toxicidad, ayudando al tratamiento de enfermedades producidas por hongos en árboles frutales y parras.
Para lograr estos objetivos, los investigadores del equipo encabezado por el Dr. Luis Constandil, investigador de CEDENNA, y la candidata a doctora Natalia Juica, perteneciente al doctorado en biotecnología, de la Facultad de Química y Biología de la USACH, postularon y se adjudicaron el Concurso IdeA I+D 2024 otorgado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), junto a la empresa ANASAC. Estos fondos permitirán desarrollar nanopartículas a partir de polímeros naturales cargadas con agentes antifúngicos de origen botánico para prevenir los daños causados por hongos de la madera en árboles frutales y en las viñas.
La aplicación de estas nanopartículas biodegradables brindaría beneficios relevantes para los productores, como la protección del compuesto activo frente a factores medioambientales, aumentando su disponibilidad. Además, permitiría una liberación sostenida en el tiempo, reduciendo la recurrencia de su aplicación. Lógicamente, los principales beneficiarios serán los agricultores y exportadores y consumidores, pero también se otorga mayor seguridad a los trabajadores del agro.
Complementariamente, se favorecerá la colaboración universidad-empresa y contribuirá a la formación de capital humano al incluir a tesistas e investigadores jóvenes en el desarrollo de estos “nanobiofungicidas”.
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